« Buenos días, tristeza.»

Mi nuevo despertar me sabe a mierda.

Siento una rabia repentina. Mi respiración se acelera de nuevo. Demasiado. Siento unas terribles punzadas en el estómago. Pero no consigo detenerme. Imagino, pienso, razono, me hago daño. Pero, aún así, no dejó de destruirme, de aniquilarme, de sufrir y de sentir unas inmensas ganas de gritar. De estar quita. De tumbarme en el suelo. De escapar. De no volver a hablar. De correr.
De cualquier cosa que pudiera liberarme de esta presión que me ahoga. Pensar que él podía dormir con otra. Al pensar esto siento que me mareo. Se me empaña la vista,noto un extraño hormigueo en la cabeza, tengo la impresión de tener los oídos tapados con algodón. Poco falta para que me caiga al suelo. Siento que el mundo gira a la vez que mi cabeza en tanto que las lágrimas, por desgracia, se han acabado ya.

Oigo una voz. Me vuelvo. Es él. Mi mejor amigo. Andrés.

Y me echo a llorar sobre su hombro. Él trata de evitar que piense, lo sé..., lo conozco. Sólo que no lo consigo. Sigue mirandome mientras habla e intenta sonreír, pero se que está sufriendo por mí.
Yo siento que el viento me acaricia el pelo. Pienso en cada momento, en cada abrazo, en cada detalle, en cada locura.. Pienso sabiendo que eso jamás volverá. Y yo me echo a llorar de nuevo. Las lágrimas se detienen en el borde inferior de la montura de mis gafas, de manera que las levanto para dejarlas salir. Y suelto una carcajada. Me río. Lo miro. No se ha dado cuenta. Después se vuelve hacia mí y me acaricia el brazo, me sonríe pero no me dice nada. Así que me inclino y me apoyo en él. Me rodea los hombros con su brazo. Me abraza y de repente, me siento un poco más serena y dejó de llorar. Claro que sí. Mañana será otro día. Me siento realmente estúpida. Me entran ganas de echarme a reír de nuevo. Estoy muy cansada. No he dormido nada.

Me río y después vuelvo a llorar. Cierro los ojos. Lo siento, pero no lo consigo. Me da un poco de vergüenza. Pero la verdad es que estaba muy enganchada. Exhalo un prolongado suspiro. Abro los ojos. Ahora el sol se encuentra justo delante de nosotros. Algunas paloman sobrevuelan por encima de nosotros.


Tengo que conseguirlo. Ya añoro el amor. Y me siento sola, terriblemente sola. Pero volveré a ser feliz algún día, ¿verdad? Quizá necesite algo de tiempo. Da igual, no tengo prisa. Entonces sonrío.
Exhalo un hondo supiro y noto que voy recuperando la seguridad.
Sí, lo lograré. Porque, a fin de cuentas, sólo tengo dieciocho años, ¿no? ;-)

Lloré tanto que al final no sabia si lloraba por él, o por mí.